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SPRINT CUP

Tony Stewart se corona Campeón de la NASCAR

A pesar de las dificultades y el sólido liderato de Edwards, el texano remonta en la última carrera.

Tony Stewart se corona Campeón de la NASCAR

Tony Stewart se corona Campeón de la NASCAR

Tony Stewart ha conseguido su tercer título en la Sprint Cup de la NASCAR, la categoría reina. Y lo ha hecho con autoridad, sobreponiéndose a las adversidades, e imponiéndose a Carl Edwards en la última carrera del año.

La lucha por el título de 2011 pasará a la historia, y lo hará porque el Campeonato se ha disputado con una diferencia mínima de puntos entre los aspirantes al título. Y en la última carrera, para darle más emoción a un año que, en ocasiones, no ha sido tan vibrante como se esperaba. Demasiada lluvia, demasiada estrategia con los repostajes,.. Sin embargo, el final, el momento decisivo, ha estado a la altura de un auténtico guión cinematográfico.

El tranquilo líder y el bravucón perseguidor

Carl Edwards, que tan solo ha ganado una carrera en todo el año, se ha mantenido como el indiscutible líder de la Sprint Cup. Y lo ha conseguido a base de constancia y madurez. Así, llegaba a Homestead con tres puntos de ventaja sobre su rival directo. Y ése era Tony Stewart, que ha nadado contracorriente, realizando un increíble tramo final de la temporada, para situarse como serio aspirante al Campeonato. Además, se ha mostrado lo suficientemente bravucón, con cada una de sus últimas victorias, como para desconcentrar al tranquilo Edwards.

Tony Stewart se corona Campeón de la NASCAR

La mala suerte de Stewart

En todo caso, y como Carl Edwards vaticinó, el título se decidiría en la última vuelta, en una lucha directa entre los dos contendientes, claramente distanciados del resto. Un mano a mano casi épico. Y para comenzar con esa épica, ya en el inicio, Stewart, que salía 15º, tuvo que pasar por boxes para cambiar la rejilla delantera de su Chevrolet. La mala suerte parecía hacer mella en el texano: una pieza, que había salido volando, impactó con el frontal de su coche. Podía haberle pasado a cualquiera, pero le sucedió al aspirante que tenía que remontar 3 puntos. Tras cambiar la rejilla, Stewart salió a pista en la 40ª posición.

Pero no quedó todo ahí. Su coche requirió más ajustes y reparaciones, ya que otras piezas de su morro necesitaban atención. Stewart aprovechó algunas de las banderas amarillas para pasarse, de nuevo, por boxes, perdiendo más y más tiempo. Pero el texano no es un piloto de ésos que se dejan avasallar o que tiran la toalla. Con una lección de pilotaje, agresivos y arriesgados movimientos en pista, consiguió adelantar a sus rivales hasta asomarse, incluso, al liderato. Entonces, la épica, el guión de cine, volvió a reclamar su protagonismo. La lluvia azotó el óvalo de Homestead, y la bandera roja ondeó, parando la carrera.

Hasta ese momento, Edwards había sido el líder sólido, quien había estado más vueltas en cabeza, controlando la carrera y, por ende, el Campeonato. Pero la increíble recuperación de Stewart dejaban claro que no terminaría la carrera sin una buena lucha entre ambos.

Una arriesgada estrategia

Una vez relanzada la carrera, Stewart volvió a palidecer con su infortunio: mientras Edwards realizaba unos pitstops de ensueños, él perdió tiempo con diversos contratiempos en boxes. Así que, ante la increíble sucesión de golpes de mala suerte, el jefe de equipo de Stewart, Darian Grubb, entró en acción, diseñando una estrategia agresiva: hacer una parada menos en boxes, renunciando por tanto a repostar combustible. Así, hacer una parada menos que Edwards podría darles la victoria, pero obligaría a Stewart a ser muy cuidadoso con su pilotaje, tanto por ahorro de gasolina, como de neumáticos. Y aún así, no todo estaba asegurado. Era una apuesta a una carta. Todo, o nada.

A falta de 65 vueltas, Edwards entra boxes a repostar y cambiar gomas, como estaba previsto. Stewart obedece las órdenes de equipo, y sigue en pista. Se coloca líder. Cuando el baile de repostajes finaliza, y las posiciones de carrera se asientan, Edwards recupera el liderato. Stewart, sin casi gasolina en el depósito, entra por fin a boxes, tras un pilotaje inteligente y conservador. A Edwards le quedaría aún otro repostaje, algo más breve de la cuenta, en previsión de que una nueva bandera roja, o varias amarillas, tuvieran lugar, dada la constante lluvia en pista. Y así sucedería, con una larga caution al final de la carrera.

Tony Stewart se corona Campeón de la NASCAR

La escena final

A 36 vueltas para el final, vuelve a relanzarse la carrera, la vista de la bandera verde. A estas alturas, una distancia de más de 8 segundos separan a Stewart y Edwards, quien comienza a pilotar a un ritmo demencial, recortando progresivamente la distancia que los separa. Pero sus esfuerzos son en vano, es demasiado tarde. Cuando Stewart cruza la línea de meta como líder, la distancia es aún 1.306 segundos. Y ésa es la diferencia entre ser Campéon y perder el título. Ésa es la diferencia en segundos que corona vencedor a Tony Stewart. La remontada, difícil de creer hace cinco carreras, tiene lugar.

Stewart, en su lucha por la victoria, ha realizado nada más y nada menos que 118 adelantamientos. Además, es el séptimo piloto en la historia de la NASCAR que consigue la victoria en la última carrera. Al finalizar, declara: "No podría estar más orgulloso. Hemos tenido problemas muy pronto, con ese agujero en el morro. Pero todo el mundo, en el equipo, ha hecho un gran trabajo para devolverme a pista [...] Os lo dije, [sic] tíos, os lo dije. Estos chicos se van a volver locos, cuando vean que somos capaces de volver a pista y patear su culo". Una vez más, Stewart es el piloto bravucón, incorrecto, pero de gran talento en pista. Un carácter muy sureño, una personalidad de las que se echan de menos en la NASCAR, y que ha confrontado en todo momento con el propio Edwards.

Tony Stewart se corona Campeón de la NASCAR

"Sólo puedo darle la enhorabuena a Tony", dijo por su parte Carl Edwards. "Estos chicos se lo han ganado. Han ganado la mitad de la carreras, él es el campeón y ha hecho un gran trabajo".

Sin duda, un increíble broche final para una temporada de infarto. Ojalá el 2012 sea igual de cardíaco. ¿O quién dijo que los óvalos eran aburridos?

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