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COCHES CEBRA

La leyenda de los coches cebra

¿Por qué se utiliza la estética cebra en prototipos y cómo se originó?

Daniel Fernández

18 octubre 2017 15:00

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La leyenda de los coches cebra

¿Recordáis qué pasó por vuestra cabeza la primera vez que se cruzó en el campo de visión, un coche cebra? Si te pilla mayor, seguramente ya hayas oído hablar de ellos pero te impactará de todos modos. De niño es una experiencia bastante ridícula a la vez que espectacular. Lo recuerdo cómo si fuera ayer, hasta aquel entonces poco o más bien nada sabia un servidor sobre coches (ahora hago lo que puedo). Flipaba con el Ferrari Testarossa y Kitt, el coche fantástico. Además, empezaba a conocer algo llamado "tunning" que básicamente consistía en modificaciones de coches.

Quizás os estaréis preguntando, dónde quiero llegar con esa historia pero el contexto es importante y, al final, llegaremos todos a la misma conclusión. La primera vez que vi un coche cebra pensé que sería uno de esos tunning, sin duda el más feo que había visto en mi vida. Con el tiempo supe que no era tal cosa, aunque sí seguían siendo igual de feos, seguro que esto lo seguimos pensando todos.

La leyenda de los coches cebra

Bien es cierto que tiene su utilidad y sobre ello va este artículo. Ojo, no solo de por qué se utilizan, lo cual va más allá de lo qué algunos imagináis, también de cómo nació y su evolución. Cabe decir que, para llegar a los coches cebra, debemos aclarar que sí se tratan de coches en desarrollo, concretamente en su última fase. Y ya se sabe, no será ni la primera ni la última...

Al igual que una casa no se empieza por el tejado, los coches tampoco. Aparte ya sabéis, lo importante está en el interior en muchas cosas de la vida. El primer paso para llegar al coche cebra es, el "muleto", un coche de aspecto convencional. Los muletos son coches que en su interior llevan todas las modificaciones o novedades del coche que está por venir, desde motorizaciones a cualquier elemento mecánico del vehículo en desarrollo. Obviamente, al estar ocultas, pasan desapercibidas. Lamentablemente, las innovaciones introducidas no se sabe cómo funcionarán en el coche definitivo. Aquí es donde pasamos al siguiente nivel.

En la segunda fase el interior mecánico ya está claro o al menos en gran parte, así que toca ver el comportamiento en lo que será su cuerpo y carrocería definitiva. Por lo tanto ya ha llegado la hora de empezar a esconder cosas, tanto a la prensa, como sobre todo a la competencia. Para esconder sus proporciones o elementos más llamativos se utilizará el método de la "armadura", que consiste en tapar lo mencionado anteriormente con distintos elementos. Es en este nivel donde se produce la mayor parte del desarrollo exterior en función de las necesidades o fallos que presenten estos prototipos. Y el problema se puede deducir, la aerodinámica del coche es un desastre, por eso se requiere un paso más allá.

La leyenda de los coches cebra

Coches cebra

El "último" paso no es otro que el de convertir el vehículo en un "coche cebra" en base a vinilos. Es el final del desarrollo y, todos los componentes deben estar siendo probados como si fuera el coche final. Claro que todavía no se quiere desvelar nada a nadie, no es un asunto solo de no desvelar una novedad, lo más importante es que la competencia no pueda copiarte. Con la estética cebra los detalles del automóvil no se ven bien en movimiento, pero es que en fotos tampoco debido al juego óptico de los vinilos blancos y negros. De hecho hasta en persona es difícil observar en detalle cada una de las líneas del modelo.

El cómo surgió esta idea puede deducirse, porque si pensamos en camuflaje... Exacto, en seguida el tema bélico viene a nuestra mente. Hay diversos tipos de camuflaje, pero el tipo cebra tiene su origen en el nombre. Las cebras y otros animales usan un método de deslumbramiento en el cual se utilizan las luces en lugar del más común que es la mimetización.

Durante la Primera Guerra Mundial, los alemanes destruían navíos sin parar. El artista Norman Willkinson de origen británico tuvo la idea de pintar barcos al estilo cebra. Lo cierto es que cuando estaban parados se les veía más, pero cuando se movían era realmente complicado describir su morfología y la dirección a las cuales se dirigían.

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