Sí hay que reconocer que las evoluciones a las que Mercedes someterá el Clase G serán bastante importantes, aunque no todas serán visibles. A nivel estético, el coche crecerá 10 cm en anchura, pasando así de 1,76 m a 1,86 m y su techo sería más bajo.
Eso era para la parte visible, lo que no se verá será un Clase G que responde a las nuevas normativas de seguridad y emisiones. En un par de años, se incluirá el uso de aluminio en algunas zonas de su carrocería y de su chasis (adelgazando así hasta 375 kg) que seguirá siendo el mismo de largueros y travesaños con puentes rígidos que utilizaba hace 35 años. Las motorizaciones seguirían la evolución del resto de la gama Mercedes, con bloques de 6 cilindros turbodiésel Euro6 y demás motores AMG, que respetan más el medio ambiente. Lo que posiblemente no tenga tanto futuro será el G65 AMG con motor V12, que podría desaparecer de la oferta.
La despedida se resiste
Respecto al interior, los cambios también se harán notables, un nuevo salpicadero y una colocación de los mandos más acorde al diseño actual de la marca pondrán al día el renovado, que no nuevo, Clase G. La calidad de materiales también sería un aspecto a cuidar. Pero lo más interesante es que ganaría en equipamiento de confort y seguridad.
Mejoraría su sistema de infoentretenimiento, ganando un control similar al que hemos visto en los Clase S y Clase C de nueva generación. También podría incorporarse el control de crucero activo, o sistemas de última generación como el avisador de ángulo muerto o el visor 360º.
Es indiscutible que el Clase G se ha convertido en un icono en la gama de la marca de la estrella y ha perdurado en el tiempo, incluso perdurando más que su rival principal, el [i/]https://www.motoryracing.com/marcas/land-rover/[i]Land Rover Defender[/i].
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