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BALANCE OSCURO

Aston Martin cierra 2012 con una graves pérdidas

Un balance anual indica que la marca británica ha perdido la friolera de 24,9 millones de libras.

Aston Martin cierra 2012 con una graves pérdidas

Aston Martin cierra 2012 con una graves pérdidas

La inestabilidad en las ventas de Aston Martin va y viene anualmente, nos encontramos con subidas y bajadas propias de montañas rusas, de calmas tras marejadas, de crisis tras momentos boyantes... un devenir de datos que deja a la marca comandada por David Richards siempre en la cuerda floja.

Con proyectos tan espectaculares como el nuevo Vanquish pasando por los inalcanzables One-77 o Zagato hasta salidas del tiesto como el sinsentido Cygnet, que recientemente ha sido obligado a ser cancelado tras su (lógica y) casi carente producción y menor venta, como ya recogimos al principio de mes.

Un informe anual sobre los balances de Aston Martin arroja que 2012 acabó con unas pérdidas de 25 millones de libras, que, al cambio más o menos de hoy, serían unos 30 millones de euros.

La constructora de vehículos tan exquisitos como el último V12 Vantage S (todo un acierto) no logra estabilizar las ventas de sus productos, a veces, estancándose en obsesiones como los diseños clónicos entre modelos que imposibilitan distinguirse entre sí como si de gemelos se tratasen, hasta estigmas mecánicos del pasado que aún siguen coleando en debates automovilísticos, sin olvidar que sus deportivos más potentes (los más mundanos, no las ediciones más limitadas mencionadas al principio) no se acercan, ni por asomo, a los de otros rivales directos.

Esto le hace no calar en el público europeo, capaz de reconocer la deportividad y exclusividad un Ferrari sea el modelo que sea tanto o más como Porsche o Lamborghini pero sea incapaz de sentirse atraído por un Aston y no siempre sea, incluso, identificado como coche de la marca.

Aston Martin cierra 2012 con una graves pérdidas

Capricho de emires

Volviendo al "juguetito" de Richards, el Cygnet, que no es sino un Toyota IQ desproporcionadamente caro disfrazado como un Aston Martin, solo apto para excéntricos dueños de uno de los deportivos de la casa que quieran mostrar que son capaces de tirar cerca de 40.000€ en un vehículo que no valdría mucho más que un IQ de base tuneado por cualquier preparador de barrio de poco caché. Ahora sabemos que la producción de este modelo le ha supuesto a Aston nada más y nada menos que 10.000.000 de euros, 10 millones, 10.

Y es que parece ser que se pretendía vender (¿a quién?) nada más y nada menos que 4.000 de estos coches desde su comercialización allá por 2011, no lográndose matricular más que 150 unidades. No hace falta mucho más que decir.

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