20 de noviembre de 2025. Conducir un coche eléctrico en España continúa siendo una opción claramente más económica que llenar el tanque de gasolina o diésel para moverse. El gasto medio anual de un coche cero emisiones es 541 euros más barato que uno de diésel, según los datos extraídos por Roams, plataforma digital que ayuda al consumidor a optimizar los gastos esenciales del hogar. Este ahorro representa una diferencia porcentual del 53%, mientras que frente a un coche en el que se eche gasolina, la brecha aumenta todavía más: 580 euros menos al año, equivalentes a un 54% de ahorro.
Los cálculos se han realizado tomando como referencia los costes medios anuales: 495,22 euros en el caso del coche eléctrico, 1.036,65 euros en un vehículo diésel y 1.075,02 euros en uno de gasolina. En el caso del coche eléctrico, el coste se mantiene estable en todas las provincias, mientras que en los carburantes se observan diferencias significativas.
El coste de llenar el depósito cambia según dónde vivas
Las diferencias entre provincias también influyen de manera notable en el gasto anual de los conductores que utilizan combustibles fósiles. En gasolina, los precios más bajos se concentran en Santa Cruz de Tenerife, donde llenar el depósito cuesta de media 817,32€ al año. Una cifra sensiblemente más económica que lo que cuesta de media a nivel nacional y muy inferior a Mallorca, que se sitúa a la cabeza como la provincia más cara: aquí repostar gasolina alcanza los 1.155,42 euros anuales de media. Esto demuestra importantes diferencias para el bolsillo de los consumidores, concretamente, de casi 340 euros entre una y otra.
En la misma línea sucede con el gasoil. En este caso, Melilla se posiciona como la provincia donde repostar cuesta menos dinero al año, unos 798 euros de media; frente a Bilbao, que registra los precios más elevados (1.123€/año). Estas variaciones territoriales, que superan los 320 euros de diferencia al año según el tipo de carburante, reflejan cómo el lugar de residencia puede influir considerablemente en el coste de uso de un vehículo de combustión.
"El coche eléctrico sigue siendo la alternativa más ventajosa en términos de consumo. Su gasto anual se mantiene muy por debajo de cualquier vehículo de combustión, tanto diésel como gasolina. La clave está en el coste de la energía y en el rendimiento del propio motor eléctrico, que aprovecha un porcentaje mucho mayor de la energía disponible para generar movimiento", explica Sergio Soto, experto en energía de Roams. Eso sí, remarca el experto de Roams, el vehículo eléctrico "todavía tiene un debe muy grande en su autonomía, ya que, en viajes largos, requiere una planificación de la ruta para cargar la batería, que en los mejores modelos puede llegar hasta los 500 kms".
Este ahorro sostenido se apoya en varios elementos. Por un lado, el precio del kilovatio hora sigue siendo más competitivo que el del litro de carburante, incluso en escenarios de fluctuación de tarifas eléctricas. Además, la tecnología eléctrica es intrínsecamente más eficiente: mientras que un motor de combustión apenas convierte en movimiento alrededor del 30% de la energía que utiliza, un motor eléctrico supera con creces el 80%. A ello se suma un coste de mantenimiento inferior, ya que estos vehículos cuentan con menos componentes sujetos a desgaste.
"En un contexto de inflación y aumento generalizado del coste de vida, el vehículo eléctrico representa tanto una alternativa sostenible como un alivio económico para los conductores", subraya Soto. "Para quienes recorren muchos kilómetros al año, el ahorro en energía compensa, en la mayoría de casos, la inversión inicial del vehículo y del cargador doméstico", concluye.