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LECCIONES DE HISTORIA

El primer automóvil de la historia (parte 3)

El primer automóvil de la historia era, de hecho, francés.

Ricardo S. Román

01 octubre 2015 11:28

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El primer automóvil de la historia (parte 3)

El primer automóvil de la historia (parte 3)

En artículos anteriores habíamos retrocedido hasta 1886 para ver como Benz inventaba el automóvil tal y como lo concebimos hoy día, para después viajar hasta 1813 para conocer el Gran Tanque Mecánico del francés François Isaac de Rivaz.

Una mole de una tonelada que fue capaz de desplazar a cuatro hombres y su equivalente en equipaje (320 kilos de piedra y madera) durante 26 metros a una velocidad media de 3 kilómetros por hora. Seguramente no fue el viaje más excitante de su vida, pero estaban participando en la Historia.

Pero en esta bonita historia tampoco acaba nuestro particular viaje en el tiempo. Para ello, tenemos que desplazarnos a Francia, hasta 1769, veinte años antes de la Revolución Francesa, para conocer a Nicolas-Joseph Cugnot, un ingeniero militar francés que es reconocido por el British Royal Automobile Club y el Automobile Club de France como el inventor del primer vehículo mecánico autopropulsado; el primer automóvil.

El primer automóvil de la historia (parte 3)

Como desgraciadamente ocurre con la mayoría de avances tecnológicos, estos se producen en el ámbito de una guerra o de desarrollos militares. Fue el caso del Fardier à Vapeur (carro a vapor en castellano), un proyecto del Ejército Francés destinado a crear un vehículo capaz de mover pesados cañones.

El primer logro de Cugnot fue convertir el movimiento de desplazamiento positivo que produce una máquina de vapor en un movimiento circular, capaz de hacer girar una rueda. Su implicación en el proyecto comenzó en 1765, pero no fue hasta 1769 cuando construyó una unidad funcional. El diseño era el de un triciclo, con dos ruedas traseras y una delantera direccional y motriz, que soportaba a su vez el peso de la caldera.

El artefacto era capaz de arrastrar durante casi 8 kilómetros hasta 4 toneladas (además de su propio peso, unas nada despreciables dos toneladas y media) y alcanzar una velocidad de 4 kilómetros por hora, algo verdaderamente impresionante. Pese a su ingenioso diseño, su desastroso reparto de pesos lo hacían difícil de manejar y realmente inestable, algo muy importante cuando la intención era transportar cañones a través de terreno salvaje.

El primer automóvil de la historia (parte 3)

A modo de curiosidad, el Fardier à Vapeur también tiene el dudoso honor de haber protagonizado el primer accidente de tráfico de la historia. En 1771, una segunda versión del vehículo (la de la imagen, que se conserva en el Museo de Artes y Oficios de París) perdió el control y golpeó una pared de la armería.

La documentación, por favor

Como pasa siempre al estudiar la Historia, siempre hay conspiraciones y fuentes que hablan de hechos distintos a los documentados. En este caso, hay fuentes que sugieren que el primer inventor de un automóvil habría sido Ferdinand Verbiest, un miembro de las misiones jesuitas en China que supuestamente habría construido un vehículo a vapor en 1672. Pero no tenemos pruebas de ello. En cualquier caso, esas fuentes citan que era un vehículo demasiado pequeño para poder llevar un conductor o pasajeros.

Sí que hay mayor constancia, por otra parte, de que genios como Leonardo da Vinci o Isaac Newton dibujaron varios diseños de vehículos a motor. Son sólo bocetos, claro está, pero no deja de resultar increíble que en el siglo XV, da Vinci ya visionase un futuro en el que los carruajes no necesitaran de fuerza animal para moverse. Quizá dentro de unos lustros, veamos por los cielos circular los coches voladores que Steven Spielberg proyectó en su película Regreso al Futuro 2. "¿Carreteras? Donde vamos no necesitamos carreteras..."

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