Las ansias de Volkswagen de conquistar el mercado norteamericano no son nada nuevas, muchos años antes de que Volkswagen abriera su factoría de Chatanooga y comercializara la amplia gama de modelos actual que posee en Norteamérica, que incluye algunas versiones específicas para ese mercado como el Volkswagen Passat, la firma alemana ya contempló la posibilidad de crear modelos exclusivos para ese mercado, acorde con los gustos y tendencias específicas de la clientela norteamericana.
Porsche
Pero aparte de la particular configuración del modelo experimental perfectamente acorde con los gustos norteamericanos, lo más llamativo fue la base técnica empleada para su fabricación, ya que bajo la imponente mole de metal de formas cuadradas, con las que también se fabricó un prototipo de carrocería station wagon, lo que realmente podíamos encontrar era un Porsche 911 al completo.
Desde el motor trasero de seis cilindros bóxer de dos litros hasta el propio volante y pasando por la transmisión, llantas y el sistema de suspensiones completo, encontrábamos todo el apartado técnico del Porsche 911 de primera generación, el 901. El motor instalado fue descafeinado hasta unos 90 caballos, más que suficientes para los estándares europeos pero carente del par al que estaban acostumbrados los clientes estadounidenses.
Finalmente, el costo de fabricación del modelo no lo convirtió en rentable, además de que la trayectoria comercial del propio Corvair en el que estaba inspirado desaconsejaban este tipo de arquitectura para el mercado americano, por lo que el EA 128 no pasó nunca de los prototipos construidos, que descansan ahora en el Museo Volkswagen, aunque dada la naturaleza de su base técnica, bien que podríamos catalogarlo como un prototipo de la firma de Stuttgart.
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