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CONTIGO AL FIN DEL MUNDO

Un Porsche 356 de 1956 para irse de aventuras

"Simplemente sal ahí y arráncalo. Condúcelo".

Ricardo S. Román

25 octubre 2015 12:57

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Un Porsche 356 de 1956 para irse de aventuras

Un Porsche 356 de 1956 para irse de aventuras

Petrolicious es un canal que nunca me cansaré de recomendar. Es, posiblemente, uno de los mejores canales de automoción que te puedes encontrar en YouTube, con una realización magnífica, gran calidad y buenos contenidos.

Me gusta, además, porque cede el protagonismo total de los videos a los propietarios de las joyas que aparecen en ellos. No hay presentadores, no hay un showman carismático como Chris Harris. Está su orgulloso propietario, sólo, contándote su historia y la de su querida montura.

Coches que, pueden ir de algo más mundano como un BMW M3 E30 o un maravilloso Citroën DS a joyas de valor incalculable como un Ferrari 330 P4, pasando por vehículos tan míticos como un Ferrari Testarossa o un Lamborghini Countach.

Un Porsche 356 de 1956 para irse de aventuras

El vídeo de esta semana es especialmente interesante. En general, los propietarios de este tipo de coches se gastan ingentes cantidades de dinero para dejar a sus clásicos inmaculados. Una parte, incluso, limita el uso de su clásico al mínimo y lo deja para lucir en el garaje.

Pero Matt Hummel no es así. Para Matt, un coche es para disfrutarlo. Sea el que sea. Así, usa su Porsche 356 de 1956 para llegar a los lugares más recónditos de la Tierra. El primer vistazo quizá te deje atónito. Su 356 luce como una chatarra, porque realmente lo era.

Llevaba abandonado en un granero desde los 70, en un estado lamentable. Él reparó con piezas de VW lo necesario para hacerlo funcionar y empezar a divertirse. "No tienes que sentirte inferior porque tu coche no tenga una pintura brillante", dice Matt. "Simplemente sal ahí y arráncalo. Condúcelo".

Un Porsche 356 de 1956 para irse de aventuras

La pregunta más evidente, y que asegura que le hacen muchas veces, es si es un Porsche original. "Sí, es un Porsche genuino; y ha llegado hasta aquí", responde Matt cuando lo ven con ese coche en medio de la nada. "Cuando tú conduces en algo como esto, la gente se para y... ni siquiera piensan que es un coche al principio, parece más una nave espacial flotando por ahí. Es mi coche favorito para perderme por ahí".

Lo sé, lo sé. Puede que te estés echando las manos a la cabeza. Un Porsche 356 de 1956 rodando en estas condiciones... Desde luego, un servidor prefiere que alguien con esta mentalidad simplemente disfrute de su coche, a que un coleccionista lo tenga como salido de fábrica pero escondido en su garaje.

Hummel no ve un clásico de gran valor en él, ve un amigo, un colega que le acompaña en sus aventuras a lugares escondidos, lejanos, salvajes. Tiene una relación y un apego con su coche del que jamás tendrá el coleccionista; porque Matt tiene miles de anécdotas que contar sobre su 356. Puedes pensar en él como un perro mecánico si quieres, el mejor amigo metálico del hombre.

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