El Gobierno ya no puede ignorar las críticas: llega la revolución de las pegatinas
Después de años esquivando el debate, el Gobierno de España ha confirmado oficialmente que revisará el sistema de etiquetas medioambientales de la DGT. La razón es tan sencilla como escandalosa: el sistema actual otorga beneficios injustificados a vehículos que, aunque sean híbridos o electrificados parcialmente, siguen contaminando bastante. Traducido al cristiano: un SUV de 600 CV con etiqueta ECO contamina más que tu vecino con su Corsa sin pegatina. Algo que, sinceramente, no tiene ni pies ni cabeza.
El cambio viene impulsado por Sumar, ERC, Bildu y BNG, que han logrado colar una enmienda en la Ley de Movilidad Sostenible. La medida obliga al Ejecutivo a presentar, en un plazo de 12 meses tras aprobarse la ley, un informe con la propuesta de nuevo etiquetado. En otras palabras: durante 2025-2026 veremos cómo se redefinen estas pegatinas que tanto quebradero de cabeza han dado a conductores y ecologistas por igual.
Por qué el CO2 cambiará las reglas del juego para siempre
Hasta ahora, el sistema era tan básico como injusto: tipo de motor = etiqueta automática. ¿Híbrido enchufable? Pegatina azul. ¿Microhíbrido de 48V? ECO verde. ¿Las emisiones reales? A nadie le importaban. El resultado ha sido una clasificación que parece diseñada por alguien con sentido del humor muy retorcido.

Ejemplo práctico que duele: un Toyota Yaris híbrido homologa 88 gramos de CO2 por kilómetro con etiqueta ECO, mientras que un Audi RS 6 Avant de más de 600 caballos emite 277 gramos de CO2 por kilómetro con la misma etiqueta. ¿En serio nos creemos que ambos merecen el mismo trato medioambiental?
La nueva normativa promete acabar con estos despropósitos. El objetivo central de esta reforma es incluir las emisiones reales de dióxido de carbono (CO2) como criterio adicional de clasificación, corrigiendo un sistema que había convertido las etiquetas ambientales en poco más que un chiste malo.
Los países de nuestro entorno ya lo hacían bien
Porque seamos claros: España llega tarde a esta fiesta. Países como Alemania o Francia ya tienen sistemas donde las etiquetas ambientales también tienen en cuenta el tipo de propulsión y las emisiones reales. Mientras nosotros seguíamos repartiendo pegatinas como si fueran caramelos en una comunión, ellos ya tenían sistemas más coherentes y justos.
Tranquilo: no te van a quitar la pegatina que ya tienes
Antes de que cunda el pánico entre los conductores, hay que dejar una cosa clara: nadie perderá la etiqueta que ya tiene pegada en el parabrisas. El director de la DGT, Pere Navarro, ha sido claro: "No habrá una reclasificación general que haga perder derechos de acceso a los vehículos existentes".
Esto significa que si tu coche tiene ahora mismo una pegatina ECO o Cero, la conservará de por vida junto con todas las ventajas que conlleva: acceso a zonas de bajas emisiones, descuentos en aparcamiento, libertad de movimiento en episodios de alta contaminación... Todo eso se mantiene intacto.
Eso sí, las nuevas reglas se aplicarán a los vehículos futuros. Si dentro de unos años cambias de coche por otro modelo similar, es muy posible que ese nuevo ya no obtenga la misma etiqueta que tuvo el anterior. El "grandfathering" de las etiquetas es una decisión inteligente que evita crear un caos instantáneo, pero también significa que el mercado de segunda mano va a volverse más interesante de lo que ya era.
Los grandes perdedores: adiós al chollo de los 'falsos híbridos'
Ahora viene lo jugoso: ¿quiénes van a sufrir con estos cambios? Básicamente, todos los que se habían aprovechado de las lagunas del sistema actual. Y no son pocos.
Híbridos enchufables: de héroes a villanos
Los híbridos enchufables (PHEV) han sido hasta ahora los reyes del mambo. Cualquier PHEV con más de 40 km de autonomía eléctrica recibía distintivo Cero Emisiones, equiparándolo a un coche eléctrico puro. Pero la fiesta se acabó.
Con la reforma, la pegatina Cero será exclusiva de los 100% eléctricos (y posiblemente hidrógeno), relegando a los híbridos enchufables a la categoría ECO. A partir de 2025, podrían quedar excluidos los híbridos enchufables con autonomía eléctrica limitada, restringiendo su uso exclusivamente a vehículos 100% eléctricos.
El motivo es de sentido común: muchos PHEV funcionan la mayor parte del tiempo con gasolina porque sus propietarios no los cargan a diario. Resultado: emisiones similares o incluso superiores a un coche convencional, pero con todos los privilegios de un vehículo "cero emisiones". Un sinsentido que por fin va a tener los días contados.
Microhíbridos: se acabó el paripé
Los microhíbridos y mild-hybrid han sido quizás los mayores beneficiados del sistema actual. Vehículos con un pequeño sistema eléctrico de 48V que apenas reduce el consumo unos gramos conseguían etiqueta ECO por el mero hecho de incorporar esa asistencia.
Esto ha permitido que deportivos y SUV de alta gama luzcan orgullosos una pegatina verde ECO simplemente por montar un pequeño motor eléctrico de apoyo. En el punto de mira han estado esencialmente las mild-hybrid (etiqueta ECO), pues este sistema está presente en muchos coches de gran cilindrada y elevada potencia: por ejemplo, el Audi RS 6 Avant o el RS Q8 con un V8 biturbo de 600 CV.
Con la nueva normativa, estos "falsos híbridos" podrían perder la etiqueta ECO y conformarse con un distintivo C o incluso B, según su nivel real de emisiones. Era hora de que alguien dijera que el emperador iba desnudo.
Vehículos a gas: en el alambre
Los coches de gas (GLP/GNC) también están en el punto de mira. Aunque es cierto que emiten menos partículas que los gasolina equivalentes, no todos merecen la etiqueta ECO automática que reciben ahora. Un SUV a gas que emite 200+ gramos de CO2 no puede estar en la misma categoría que un híbrido eficiente.
Con los nuevos criterios, es posible que no todos los vehículos de gas mantengan la etiqueta ECO automáticamente, sino solo aquellos que demuestren bajas emisiones reales. Los turismos ligeros a gas probablemente sigan siendo ECO, pero los grandes todoterreno tendrán que demostrar su eficiencia.
Cómo van a cambiar las ciudades (y tu bolsillo)
Estas pegatinas no son solo adhesivos decorativos: son la llave que abre o cierra las puertas de nuestras ciudades. Y cuando cambien las etiquetas, cambiará también quién puede moverse libremente por Madrid, Barcelona y el resto de urbes españolas.
Menos coches privilegiados, más restricciones
Actualmente, tener etiqueta ECO o Cero es casi un pasaporte VIP urbano. En Madrid, por ejemplo, los coches Cero pueden aparcar gratis y circular sin restricciones; los ECO disfrutan de 50% de descuento en parquímetros y acceso libre al centro.
Cuando las etiquetas ECO y Cero sean más exclusivas, habrá menos coches "liberados" de restricciones. Modelos que antes entraban sin problema por tener ECO, en el futuro pueden no lograr ese distintivo y, por tanto, tendrán prohibido el acceso a ciertas zonas.
Esto significa que las ZBE ganarán efectividad ambiental porque solo los vehículos realmente limpios disfrutarán de plena libertad. Desde el punto de vista del conductor, tener un coche "con pegatina" será más valioso que nunca: las futuras etiquetas representarán a los modelos más eficientes, y quienes conduzcan vehículos fuera de esos estándares enfrentarán más restricciones.
El valor de reventa se tambalea
Aquí viene uno de los efectos colaterales más interesantes: el mercado de segunda mano va a revolverse. Los vehículos sin etiquetas o con etiquetas menos favorables podrían perder valor en el mercado, mientras que los vehículos con las etiquetas más limpias serán más demandados.
Un híbrido enchufable de 2023 que hoy vale X euros por tener etiqueta Cero, mañana puede valer considerablemente menos si los nuevos PHEV ya no obtienen esa clasificación. Es la ley de la oferta y la demanda aplicada a las pegatinas ambientales.
Los únicos que se salvan: eléctricos puros e hidrógeno
En medio de toda esta revolución, hay un grupo que puede dormir tranquilo: los propietarios de coches 100% eléctricos y de hidrógeno. Los eléctricos no sufrirán ninguna modificación. La etiqueta CERO siempre será suya.
De hecho, la reforma los beneficia indirectamente al hacer más exclusivo su distintivo. Si hasta ahora compartían la etiqueta Cero con híbridos enchufables, en el futuro serán los únicos dueños de ese codiciado distintivo azul.
Para los híbridos convencionales (HEV) tipo Toyota Prius, las noticias también son buenas. Como sí logran reducciones significativas de consumo y CO2, todo apunta a que continuarán en la etiqueta ECO. Un Prius con 88 g/km de CO2 claramente merece su pegatina verde, y así seguirá siendo.
Cronología de un cambio que lleva años gestándose
Esta reforma no surge de la nada. Organizaciones como Transport & Environment (T&E), junto a Ecologistas en Acción, Fundación Renovables y Greenpeace llegaron a enviar cartas al Ministerio del Interior pidiendo reformar el etiquetado.
Para los ecologistas, la etiqueta ECO era "un cajón de sastre de emisiones dispar y engañoso para los consumidores". También criticaban que la etiqueta Cero se otorgue a híbridos enchufables que, si no se cargan, pueden emitir más CO2 que un gasolina convencional.
El proceso no será inmediato: se prevé tener el nuevo modelo listo durante 2026, con una implantación gradual. La modificación de las etiquetas se encuentra todavía en fase de análisis técnico, pero la dirección está clara.
El sector del automóvil pide calma (y tiempo)
Como era de esperar, la industria automovilística no está saltando de alegría. El sector automovilístico pide claridad normativa y tiempo suficiente de adaptación. Algunas patronales advierten que un cambio brusco podría perjudicar el valor de mercado de coches relativamente nuevos.
Es comprensible: tienen concesionarios llenos de híbridos enchufables y microhíbridos que se vendieron con la promesa de etiquetas ventajosas. Cambiar las reglas a mitad de partida nunca es popular, pero tampoco se puede seguir perpetuando un sistema claramente deficiente.
Europa presiona y España se pone las pilas
No perdamos de vista el contexto: esta reforma también responde a la presión europea. Este enfoque permitirá al gobierno español alinear su normativa con el Pacto Verde Europeo y con las exigencias de descarbonización del parque automovilístico de cara a 2035.
Europa ha dejado claro que 2035 será el año límite para la venta de coches de combustión. En ese contexto, mantener un sistema de etiquetas que premia a falsos híbridos no tiene ningún sentido estratégico.
Lo que viene: más exigencia, más justicia ambiental
En resumen, estamos ante la reforma más importante del sistema de etiquetas desde su creación en 2016. El resultado será un etiquetado más exigente, más justo desde el punto de vista ambiental y más alineado con la realidad del uso de los vehículos.
Para el conductor medio, el mensaje es claro: si estás pensando en comprar coche nuevo y quieres la mejor etiqueta ambiental, fíjate en sus gramos de CO2 además de en la tecnología. Con la nueva DGT, ya no valdrá cualquier híbrido "light" para presumir de pegatina.
Las cartas están sobre la mesa: CO2 bajo o nada de pegatina. Este cambio puede parecer drástico, pero persigue un objetivo que todos compartimos: un aire más limpio en nuestras ciudades y el cumplimiento de los compromisos climáticos de España.
Al final, las pegatinas de la DGT se reinventan para que el distintivo realmente signifique lo que aparenta: premiar solo a los vehículos más respetuosos con el medio ambiente y hacer más justa la movilidad urbana para todos. Era hora de que alguien pusiera orden en este caos de etiquetas que llevaba años siendo motivo de risa entre los entendidos.