Faltan menos de tres semanas para que arranque la temporada 2016 del DTM y los tres fabricantes están trabajado a contrarreloj, para buscar alguna mejora con la información proporcionada durante los test de Monteblanco y los de Hockenheim. Audi se presenta como el vehículo más competitivo con respecto a BMW y Mercedes, y desde 2013, no consiguen alzarse con el título de pilotos.
La normativa impide evolucionar
Al igual que el resto de fabricantes, se han encontrado con la barrera de que la normativa obliga a que los coches no puedan ser modificados radicalmente. Por lo tanto, han tenido que apañárselas para idear pequeñas soluciones que les ayuden a solucionar los problemas que tuvieron la temporada pasada: "Hemos tenido que invertir el tiempo en analizar los pros y las contras para asegurarnos que tomamos la decisión correcta. Nuestro objetivo es el de desarrollar el máximo número de posibilidades para tener reglajes óptimos en cualquier condición de carrera".
"El DTM tiene una rivalidad totalmente extrema, por lo que es realmente crucial. Este invierno hemos estado trabajando acerca de cómo conseguir unos resultados más consistentes, que, sin lugar a dudas, es la clave para alzarse con el título de pilotos y de constructores a final de temporada independientemente de los lastres que apliquen sobre nuestros coches"- explica Gass.
Durante el año pasado hubo mucho debate acerca de los lastres que afectaban claramente al rendimiento de los vehículos, para 2016 se comenzarán con los lastres desde la primera carrera, Gass admite que ha sido un tema de costes: "Es un tema de costes, no hay posibilidad alguna de poder evolucionar los coches, por eso, los fabricantes no podemos hacernos responsables si una marca tiene mucha ventaja respecto a la competencia".
Fuente y Fotos: Audi Media Center
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