Los test de Tailandia dejaron a un gran perdedor: Valentino Rossi. Yamaha no ha estado a la altura de sus rivales, con muchos problemas para conseguir tiempos competitivos, y si alguien lo puede ejemplificar a la perfección ese es Rossi.
Tras las prácticas de hoy, Rossi declaraba que "nada está claro", estando empantanados en una situación "difícil de entender". En Tailandia han tenido más problemas, habiéndose sentido "más cómodo en Malasia". Vale se mostró analítico, diciendo que la base de todos los problemas es la "electrónica". Sin embargo no todo son peros, ya que el nuevo chasis (similar al de 2016) hace que se sienta "más cómodo" y que pueda inclinarse "más rápido en las curvas y sentir mejor el neumático delantero". El problema hoy ha sido el blistering, que hizo acto de presencia y obligó a los pilotos a rodar con neumáticos traseros más duros (algo que Yamaha no agradeció en absoluto, como se pudo ver en sus resultados finales).
El sentir general en Yamaha es de pesimismo, ya que, según el propio Rossi, "suponíamos que habíamos dado un paso adelante en el invierno, especialmente con la electrónica, pero la realidad es diferente". Sin embargo, el piloto italiano ve razones para el optimismo, ya que "el único fabricante que lideró en Malasia y en Tailandia fue Honda" y Ducati "tuvo grandes dificultades" en Buriram.
Rossi deja todo en manos del futuro, y prefiere esperar a Qatar, donde "sabremos nuestro potencial". También quiso zanjar cualquier tipo de polémica sobre el camino escogido para evolucionar la M1, dejando claro que "la moto no fue diseñada para mí" y que Viñales puede utilizar otro material si quiere. Habrá que esperar a marzo para ver si consiguen solventar sus problemas.
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