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GP REP. CHECA 2019

Vuelta al Autódromo de Brno

Reconoce de nuestra mano uno de los circuitos más largos y revirados del calendario.

Antón Quintiá

30 julio 2019 20:09

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Vuelta al Autódromo de Brno

El mundial de motociclismo vuelve a ponerse en marcha tras unas semanas de descanso para encarar el Gran Premio de la República Checa. El primero de los tres Grandes Premios de agosto, que dará comienzo al ya tradicional doblete centroeuropeo, tendrá lugar en el clásico circuito de Brno. El trazado, propiedad de la familia de Karel Abraham, reúne las principales características de los circuitos europeos, con una pista larga (5.403,19 metros), más bien estrecha (máximo de 15 metros), con pocas escapatorias de asfalto y un formato 'tobogán' (74 metros de desnivel y pendientes al 7,5%).

Sus catorce curvas (seis de izquierdas y ocho de derechas) no dejan margen a grandes rectas, con una longitud máxima de 636 metros. Este diseño favorece claramente a monturas como las Yamaha o las Suzuki, y penaliza a las agresivas Ducati y Honda. Tanto es así que, en aquel mágico 2014, Marc Márquez rompió en Brno su racha de diez victorias consecutivas. Asimismo, las numerosas curvas enlazadas favorecen luchas cuerpo a cuerpo, con muchos adelantamientos y mucha emoción.

Vuelta al Autódromo de Brno

En la corta recta de meta, los pilotos apenas rozan los 300 km/h, reduciendo rápidamente de sexta a tercera para pasar por la amplísima curva uno, de 180º. A su salida, deberán cambiar de dirección a izquierdas y engranar cuarta a su paso por el segundo vértice, que les llevará a una larga recta. Tras rozar otra vez los 300 km/h, los pilotos bajan a segunda para pasar por la curva tres, casi un ángulo recto de izquierdas, que enlaza con la curva cuatro, de derechas.

En la salida del mencionado vértice, los pilotos abren gas hasta engranar la quinta velocidad para frenar y pasar por las curvas cinco y seis en segunda. Es entonces cuando llegan a la zona del estadio, cambiando de dirección para pasar por la lenta curva siete. Sin llegar a engranar tercera, vuelve a tumbar a la izquierda para pasar por la curva ocho, que enlaza con la nueve (de derechas).

Los pilotos vuelven a verse en un rectilíneo, donde suben a quinta antes de llegar a uno de los puntos más delicados del circuito: la curva diez. La aproximación a la conocida como curva Kevin Schwantz es en bajada y se encuentra algo bacheada, por lo que es fácil perder el tren delantero. Tras esta curva de casi 180º, los pilotos inician la subida a meta, donde nos encontramos con un mismo modelo repetido dos veces: dos curvas enlazadas (primera de izquierdas y segunda de derechas) y una recta entre medias. A la salida de la curva catorce, los pilotos volverán a pasar por la recta de meta, único lugar donde suben a sexta velocidad.

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