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MOVISTAR YAMAHA MOTOGP

Yamaha, cuesta abajo y sin frenos

La firma japonesa se encuentra en un callejón sin salida con distintos problemas en diversas áreas.

Alejandro Delgado

13 agosto 2018 23:52

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Yamaha, cuesta abajo y sin frenos

El Mundial de Motociclismo suele ser cíclico. Es complicado mantenerse en la cima, con una buena montura y un buen equipo detrás si los resultados no acompañan. La normativa va cambiando con el fin de asegurar la igualdad entre todas las marcas, sin embargo, éstas tienen que ingeniárselas para conseguir una buena puesta a punto.

La temporada 2018 está siendo el vía crucis particular del Movistar Yamaha MotoGP. Los de la firma de los diapasones han vuelto a confirmar que algo en su montura no funciona bien o del modo qué ellos esperaban. Es algo evidente. Los resultados son realmente pésimos y deficientes en comparación a los del pasado año. Yamaha está ante su peor racha de la última década. La tensión es palpable en cualquier rincón del garaje y los diversos componentes no han tardado en lanzarse dardos envenenados.

Lo que se preveía desde la pretemporada como la temporada en la que se vería el mano a mano entre Maverick Viñales y Marc Márquez se ha quedado en un mero espejismo. La M1 2018 tiene carencias y mucho más importantes de lo que se ha hecho público. En un principio, ambos pilotos pudieron salvar los muebles. Sin embargo, con el ecuador de la temporada superado, la montura sigue dejando mucho que desear.

Yamaha, cuesta abajo y sin frenos

La firma japonesa no ha conseguido solucionar los problemas que tenían a principio de año. Es más, se han incrementado haciendo que la M1 de este año esté en un nivel inferior a la de los años anteriores. Desde un primer momento ambos pilotos señalaban a la electrónica. De este modo, se hacía alusión a que la centralita única de Magneti Marelli perjudicaba a Yamaha.

Primero fue Viñales quien mordiese la mano que le da de comer y con razón. Resulta que Yamaha con la introducción de la centralita única de Magneti Marelli actuaron según muchos erróneamente y al parecer no se equivocaban. La firma japonesa actuó de una forma distinta a sus máximos rivales. Mientras ellos no contrataron a personal de la firma italiana, Honda y Ducati si lo hicieron. De este modo, partían con desventaja.

Tres años después siguen teniendo contratiempos con la electrónica. Tanto es así que no consiguen dominarla y los problemas llegan a puntos insospechados. Yamaha sigue sin encontrar la solución. Han tenido tiempo suficiente para adaptarse a la centralita de Magneti Marelli, comprender sus características y conseguir que la M1 le saque el máximo partido.

Yamaha, cuesta abajo y sin frenos

En Yamaha siguen sin conseguir que la entrega de potencia sea muy deficiente. Los pilotos tienen que ir a medio gas con tal de conseguir mantener la montura sobre la pista. Pierden tiempo en cada metro de los circuitos, ya sea de largas rectas o de curvas enlazadas de media velocidad.

Las citas del calendario pasaban y los resultados seguían dejando mucho que desear. En Yamaha ya comenzaban a oler a cable quemado y a los pilotos se les acababa la paciencia. El último en hacerlo público fue Valentino Rossi. El italiano no ha tardado en dar en la diana de uno de los principales problemas de la M1 actual. Rossi, ha afirmado que el motor de la Yamaha de este año es bastante deficiente tanto en potencia como en funcionamiento.

Al parecer, el problema reside especialmente en el cigüeñal del motor de la M1, que hace la montura no vaya al 100%. A todo ello, se le junta el componente del chasis. Los pilotos están contentos con él, pero junto a la electrónica y al motor, hace que tengan problemas de difícil solución. A Yamaha se les viene el tiempo encima y su único problema no está en la electrónica ni el motor.

Yamaha, cuesta abajo y sin frenos

La paciencia se les ha acabado a los pilotos, especialmente a Maverick Viñales. El de Roses ha decidido tirar la casa por la ventana y romper con todo. La primera víctima ha sido Ramon Forcada. El técnico, que es uno de los profesionales con mayor prestigio en el Paddock, se sorprendió al enterarse por el equipo y no por el piloto de la decisión que habían tomado. La situación en el garaje está rozando puntos que realmente alarmante. Hay demasiada tensión.

Se trata de una decisión un tanto precipitada. Al fin y al cabo, Forcada no tiene ninguna culpa de la situación que está pasando Yamaha, puesto que ni él ha hecho el diseño del motor, ni el del chasis ni controla la electrónica. Es la persona de confianza de Viñales y parece que el piloto se quiere deshacer de él lo antes posible.

En Yamaha han preparado dos test de urgencia que se disputarán en los próximos días en Misano y después de Silverstone en el trazado de Motorland Aragón. La firma de los diapasones se quiere poner las pilas y revertir la situación. Consideran que están a tiempo de intentar controlar los problemas que están teniendo. No en vano, eso no es así. Hay que tener en cuenta que el desarrollo de los motores está bloqueado durante la temporada. De este modo si el inconveniente principal es el cigüeñal, éste no podrán mejorarlo. Por lo tanto, únicamente podrán trabajar en la electrónica.

Yamaha, cuesta abajo y sin frenos

La firma japonesa está trabajando a contrarreloj en todos los sentidos. Quieren solucionar los problemas que están teniendo con la adherencia y control de tracción de la M1, pero esto depende también de la centralita única. Un elemento que siguen sin controlar ni entender. No es normal que sigan sin controlar la entrega de potencia ni los datos que recogen de la misma.

Es muy probable que el equipo esté considerando varias opciones, entre ellas continuar en la línea del desarrollo de la montura del año anterior, que es la con la que compite el Monster Yamaha Tech3. Al parecer los ingenieros están trabajando ya en el diseño de la montura del próximo año y están valorando la estructura del motor del 2017.

Es evidente que están ante su peor crisis. Valentino Rossi está en una de las peores rachas de su trayectoria deportiva. Por el momento lleva 21. La peor fue en su etapa en Ducati, en la que estuvo 34 carreras sin subir al cajón más alto del podio. Yamaha quiere salir adelante, pero no está en las mejores condiciones. Queda mucho trabajo por delante y mucha presión tanto externa como interna. Pueden salvar los muebles con relativos buenos resultados, pero se puede evidenciar que este año será complicado que se alcen con alguna victoria con una montura que es deficiente en distintas aéreas.

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