En general las escobillas limpiaparabrisas no pertenecen a los elementos del coche que mayor atención se les preste, reemplazando los mismos justo en el momento que no limpien bien el cristal o cuando comienza la época de lluvias y podemos percatarnos de su estado. Son un caso contrario al de los neumáticos o los tacos de freno, los cuales periódicamente se deben sustituir o chequear continuamente.
¿Cuándo se deben reemplazar las escobillas limpiaparabrisas?
Las mismas se encuentran compuestas por una goma que es la encargada de deslizar por el vidrio secando el mismo inmediatamente; esta goma se va desgastando con los agentes climáticos mas fuertes como el frio y el calor. Determinar el momento en que deben reemplazarse muchas veces no es tarea fácil, y en la mayoría de las veces debemos enfrentarnos a una torrencial lluvia sin visibilidad para saber que el momento ha llegado.Para que este incomodo momento mientras conducimos no nos tome por sorpresa existen 4 señales a las cuales debemos prestar atención:
Se empaña el cristal con el uso de la escobilla: Si al utilizar las escobillas limpiaparabrisas el cristal comienza a empañarse, puede que estemos en presencia de una goma endurecida que no permite que el barrido del agua sea totalmente eficiente. Deja zonas sin limpiar: Al momento que se utilicen y queden sectores en el cristal que no sequen, quiere decir que la escobilla se encuentra deteriorada y debemos reemplazarla. Pequeñas estrías en la goma de la escobilla: Este mal en las escobillas las generan los cambios climáticos o la incidencia continua del sol. Al momento de percibir hendiduras se deben reemplazar. Vibraciones a su paso: Si al paso de las escobillas las mismas brincan, vibran o se trancan un poco sin tener un recorrido fluido, las gomas de las mismas se ha deteriorado y ha llegado el momento de cambiarlas.
Si bien estos son 4 indicadores del estado de las escobillas, debemos tener presentes que el factor del tiempo puede ayudarnos a realizar un reemplazo en el momento indicado, siendo recomendado el cambio entre un año y máximo un año y medio. En cualquiera de los casos nos encontramos frente a un indispensable elemento de seguridad al conducir y por ello el mismo no debe tomarse a la ligera.
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