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CONCLUSIÓN FINAL

Prueba: Pasamos al volante del Opel Cabrio

En esta tercera y última parte, analizamos la conducción del Opel Cabrio, descubriendo su comportamiento dinámico ante cualquier situación.

Emilio García

21 noviembre 2014 08:08

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Prueba: Pasamos al volante del Opel Cabrio

Prueba: Pasamos al volante del Opel Cabrio

Tras dos días de intenso análisis del Opel Cabrio, es hora de hablar de lo que todos esperabais: su comportamiento en marcha. Entraremos en detalle y analizaremos cada punto a destacar de Opel Cabrio, descubriendo cada detalle de su andar.

Nada más acomodarnos e introducir la llave en el contacto, debemos destacar que el cinturón se acerca a nosotros, evitándonos la molestia de buscarlo, ya que este queda bastante más atrás del asiento. Arranco y lo primero que se percibe es suavidad y ausencia de vibraciones, así como un ligero ronroneo procedente del motor, que oculta muy bien que guarda 170 CV.

"Engranamos" la marcha y comenzamos la prueba. Por ciudad el Opel Cabrio no ofrece resistencia alguna, y se mueve muy bien entre calles y avenidas. Sus 4.696 milímetros de largo y 2.020 de ancho se notan bastante si debemos maniobrar en zonas estrechas, pero gracias al ángulo de giro del volante podemos sortear sin dificultad los inconvenientes que encontramos.

La visibilidad que ofrece es bastante buena, teniendo en cuenta que este tipo de segmento falla en este aspecto. Opel ha querido evitarlo a toda costa, y pese a disponer de un pilar A bastante inclinado y grueso, esto no supone ningún problema para la visibilidad delantera. Por otra parte, la escasa visibilidad de la luneta posterior se ha solucionado de forma ingeniosa: a través de una cámara situada justo encima de la matrícula, que acompaña a los sensores de aparcamiento situados en los paragolpes delanteros y trasero.

El consumo medio que vamos encontrando tras semáforos, rotondas, cruces, etc. Sube peligrosamente de los 8,5 litros a los 100, y se nota la ausencia del sistema Stop&Start a la llegada de semáforos, que seguro ayudaría de forma notable a reducir esta media.

Prueba: Pasamos al volante del Opel Cabrio

Jugando con los tres modos de conducción, podemos variar también el confort en marcha: en el modo Normal o Tour la suspensión dispone de un tarado blando, a la vez que notamos como el acelerador es menos sensible y la caja de cambios trata de buscar a unas 2.000 R.P.M. la siguiente marcha. por su parte, y al activar el modo Sport, la suspensión cambia de forma casi radical, endureciéndose de forma notable, siendo para mi gusto bastante más cómoda para un uso normal, ya que evita todo el balanceo que encontramos al activar el modo Tour o Normal.

Otro aspecto a destacar del modo Sport, es que el acelerador se vuelve más sensible, mientras que la caja de cambios tratará de buscar la siguiente velocidad a partir de unas 3.000 R.P.M.

Pasamos a una carretera de doble sentido para comprobar el comportamiento del Opel Cabrio. Absorbe con bastante firmeza (en modo Normal) las irregularidades del asfalto y devora las curvas sin problemas. Los adelantamientos se efectúan de forma rápida, ya que cuando pisamos el acelerador, el cambio automático tarda poco en reaccionar y bajar alguna marcha para ayudarnos durante el adelantamiento.

Su consumo se estabiliza bastante, consiguiendo consumos instantáneos de unos 5 litros a unos 90 Km/h casi sin esfuerzo.

Prueba: Pasamos al volante del Opel Cabrio

Pasamos a la autovía, donde destaca una gran suavidad de marcha a una velocidad constante de 120 Km/h, y ayudas a la conducción como la alerta de cambio involuntario de carril, la indicación de señales de tráfico a través del ordenador de abordo, detector de vehículos en el ángulo muerto o la activación del control de crucero permite relajarnos durante el viaje (hasta unos límites, lógicamente) y disfrutar de otros detalles del Opel Cabrio, como es su equipo de música o la ausencia de ruidos procedentes del exterior.

Conducir sin capota: placer inexplicable

¿Cómo podría explicar de forma sencilla lo que se siente al conducir sin capota? Pues sinceramente, no sabría decirte más allá de que es un auténtico placer este tipo de conducción, pero sí puedo decirte que el Opel Cabrio es uno de los mejores en este aspecto, ya que el aire no es excesivamente intrusivo cuando circulamos a altas velocidades sin capota, evitando molestias a los pasajeros.

Pero si quieres mejorar aún más esta sensación, puedes hacer uso del deflector que encontraremos tras los asientos traseros. Se coloca de forma sencilla, y aunque la única pega que encuentro es que inutilizamos las dos plazas traseras, ayudará a mantener al viento a raya y sin que moleste a los ocupantes de las plazas delanteras.

Conclusión

El Opel Cabrio cumple muy bien su papel dentro de un segmento muy reñido, donde cada fabricante realiza una apuesta diferente. Cumple en diseño, innovación, tecnología e ideas, y por mucho que le busques las cosquillas no consigue defraudarte en nada.

Robará miradas allá donde vayas, y da igual si vas descapotado, con la capote puesta, es de día, de noche, llueve, hay niebla,... Este es uno de los requisitos indispensables de un descapotable, y el Opel Cabrio aprueba con nota.

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