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ROADSTER CLÁSICO

La técnica del Mazda MX-5 NA de primera generación

Analizamos la técnica de la primera generación del popular y exitoso roadster de Mazda, el icónico MX-5,

Sergio J. Cabrera

29 diciembre 2015 23:30

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La técnica del Mazda MX-5 NA de primera generación

En el primer artículo apreciamos el origen de este pequeño deportivo, uno de los últimos modelos simples y puros que podemos encontrar en el mercado de los últimos años. Curiosamente nacido de la conjunción del concepto de un automóvil típicamente británico, pero desarrollado entre los Estados Unidos y Japón y ejecutado por una marca japonesa.

La receta del Mazda MX-5, nacido Miata en algunos mercados y Eunos Roadster en Japón, es bien simple. Ligereza, motor delantero y tracción trasera. Sin más. El propio tamaño del modelo es fiel reflejo del pliego de condiciones que se impusieron durante su desarrollo, crear un modelo lo más ligero posible sin más. Dispone por tanto de una longitud por debajo de los cuatro metros, 3.950 mm, por una anchura de 1.675 mm, mientras que la altura eran unos escuetos 1.225 mm.

No son necesarias cifras apabullantes de potencia o prestaciones, ni mucho menos la soberbia carga tecnológica a la que nos han acostumbrados las marcas en estos últimos años, en el Miata las partes más fundamentales son las manos del piloto y el volante. Y ahí empieza toda la diversión. Para lo cual, en Mazda se procuraron de ofrecer un conjunto que estuviera a la altura, sin necesidad de adornarlo en exceso.

La técnica del Mazda MX-5 NA de primera generación

Lanzado originalmente con una sola mecánica, y poco más tarde aumentada la gama a dos, la base del modelo era realmente simple, una ligera carrocería realizado en acero, aunque el capó delantero estaba fabricado en aluminio. Los motores iban instalados longitudinalmente y contaban con tracción trasera, dispuesto de tal manera que el reparto de pesos resultante era un perfecto 50 / 50 delante / detrás, en conjunción con unas suspensiones de dobles paralelogramos en las cuatro ruedas, lo que redundaba en el gran comportamiento del MX-5.

Las mecánicas de las que dispuso el modelo en su primera generación eran de cuatro cilindros en línea, con culatas de 16 válvulas e inyección. En un principio comercializado en solitario el menor de ellos, de 1.6 litros con unos 115 caballos según la homologación española y ya en 1994 Mazda introdujo el de mayor cilindrada, un 1.8 litros de 133 caballos. En el momento del lanzamiento del 1.8 litros se reducía la potencia del 1.6 litros a unos escuetos 90 caballos, con el fin de estructurar una gama para el pequeño deportivo. El peso del roadster en su configuración más básica era de unos ligeros 940 kilos, lo que redundaba de nuevo en el comportamiento del modelo.

La única transmisión disponible en el momento de su comercialización era manual de cinco velocidades, aunque al año siguiente fue introducida una opción automática en algunos mercados, donde era necesaria, como Estados Unidos, uno de los principales mercados históricos del modelo.

La técnica del Mazda MX-5 NA de primera generación

Las prestaciones oficiales del MX-5 original no eran excesivamente brillantes ni siquiera para su época. Aunque por ello no podemos clasificarlo de lento. El motor 1.6 litros de 115 CV original era capaz de impulsar al pequeño roadster de 0 a 100 km / h en poco más de 8 segundos, con una velocidad máxima en torno a los 203 km / h.

La simpleza de la ingeniería tenía respuesta en el interior, lanzado originalmente sin apenas equipamiento, no contaba con elevalunas eléctrico, aire acondicionado ni cierre de capota automático. El propio salpicadero era de formas muy sencillas, aunque poco a poco la firma japonesa fue incluyendo diversas opciones y engordando la dotación de serie del MX-5.

Una de las características más llamativas del modelo no eran otros que sus faros de tipo retráctil, un elemento que pocos años después de la llegada del MX-5 comenzó a desaparecer del mercado, por diversos motivos, como las clasificaciones de seguridad ante atropello de peatones o la propia aerodinámica. Por lo que la primera generación del roadster siempre será muy distinguible gracias a estos elementos muy agraciados estéticamente.

La técnica del Mazda MX-5 NA de primera generación

En síntesis, el paquete completo del MX-5 no se responde a necesidad comercial alguna. Como los prototipos destinados a competición, es la suma de elementos destinados exclusivamente a elevar el rendimiento del modelo, cumpliendo en este caso los preceptos de seguridad y economía suficiente para hacerlo asequible. Lo que lo ha hecho al Miata original único en el mercado durante años.

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