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DEPORTIVO CLÁSICO

Disfrutamos del Mazda MX-5 NA, la primera generación del mito

Ponemos a prueba la primera generación del roadster más vendido de la historia y repasamos su historia.

Sergio J. Cabrera

28 diciembre 2015 21:15

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Disfrutamos del Mazda MX-5 NA, la primera generación del mito

Si existe hoy día un deportivo asequible internacionalmente reconocido y perfectamente asentado en el mercado como un verdadero automóvil pasional no es otro que el Mazda MX-5, que tuvimos ocasión de probar recientemente en su última iteración, el espectacular MX-5 ND, que tras sorprendernos y enamorarnos de nuevo de él, nos dejó con más ganas aún de volver a probar la generación original y primera del popular roadster japonés.

Aunque como con todo en esta vida, el MX-5 también ha tenido sus detractores desde su nacimiento. Llamado por muchos como el 'deportivo de los pobres', lo cierto es que difícilmente podrás encontrar a un entendido del mundo del motor, o alguien que lo haya probado, afirmar tal cosa. Ya que si bien no ha sido nunca ni el más exclusivo ni el más rápido de su segmento, sí que ha sido toda una referencia en cuanto a comportamiento. Además de contar con una fiabilidad a toda prueba y de ser uno de los modelos más honestos con respecto a su naturaleza.

Es moneda de uso común apelar a muchos conceptos a la hora de vender un automóvil, con manidos argumentos como la supuesta deportividad o comportamiento de un modelo, o sus raíces o legado. Pero pocos modelos pueden presumir realmente de disponer de aquellos valores o argumentos que anuncian, como representar realmente el espíritu de los roadster clásicos o su divertido comportamiento.

Disfrutamos del Mazda MX-5 NA, la primera generación del mito

Primera generación

Aunque este mismo año era presentada y arrancaba la comercialización de la cuarta generación, la denominada ND, la primera iteración del modelo continúa resultando tan atractiva hoy como el día que fue presentada, en el Salón de Chicago de 1989. Sus líneas temporales y su equilibrado diseño han propiciado que a pesar del tiempo pasado el MX-5 NA siga disfrutando de una atractiva silueta.

Presentado como el renacimiento del concepto de pequeño roadster deportivo y asequible, el MX-5 llegaba a un mercado en el que las versiones abiertas de cualquier tipología eran toda una rareza, ya que los últimos representantes de los clásicos roadster británicos morían a principios de la década de los ochenta, dejando el mercado libre para unos pocos modelos, versiones abiertas de otros modelos generalmente y con la salvedad de algunos pocos ejemplares descapotables dedicados, como el Alfa Romeo Spider, que permanecía casi inalterado desde su lanzamiento en 1966.

Concepción

Si bien es conocida la exitosa trayectoria comercial del modelo, que resucitó un segmento que se encontraba clínicamente muerto, son más desconocidos los motivos que llevaron a una compañía como Mazda a desarrollar un modelo de esas características en aquella época, cuando a nivel internacional ninguna marca apostaba por ese nicho del mercado.

Disfrutamos del Mazda MX-5 NA, la primera generación del mito

Según cuenta la historia oficiosa, el génesis del MX-5 se remonta a finales de la década de los setenta, cuando en una conversación entre el periodista Bob Hall y unos directivos de la compañía japonesa estos le preguntaron a Hall que clase de vehículo creía que pudiera necesitar la gama del fabricante nipón, a lo que el periodista contestó que un sencillo, puro y asequible roadster. Al más puro estilo de los roadster británicos.

Si bien esta conversación no llegó a ningún lado, el propio Bob Hall terminó pocos años después siendo empleado de Mazda en los Estados Unidos, quien se reencontró con uno de estos directivos, Kenichi Yamamoto, en ese momento nuevo responsable de la firma, quien le recordó la conversación mantenida en 1979. Lo que derivó finalmente en el proyecto inicial del MX-5, liderado por el mismo Hall.

En conjunción con el joven diseñador Mark Jordan, hijo del entonces responsable del departamento de diseño de General Motors, Chuck Jordan, comenzaron a esbozar el pequeño roadster, que se desarrolló entre un equipo en California y otro en Japón. Si bien desde Japón deseaban una plataforma de motor delantero y tracción delantera, afortunadamente el criterio del equipo estadounidense prevaleció, dando lugar finalmente al MX-5 Miata que conocemos hoy, basado en lo estético en el Lotus Elan de la década de los sesenta.

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