En un momento como el actual no es de extrañar que tengamos que echar la vista atrás para ver de dónde venimos y cuál es el siguiente paso a dar. Muchas firmas se han consolidado en el mercado con modelos únicos y que no han dejado indiferente en ningún momento. Este es el caso de la firma italiana Maserati, que durante mucho tiempo se ha consolidado como una de las marcas más importantes. Hace unos 50 años, allá por la década de los años 70, comenzó a desarrollar un modelo que no dejaba indiferente a sus clientes con unas grandes prestaciones y por alcanzar una velocidad vertiginosa.
Fruto de esta investigación y desarrollo nació el Maserati Kyalami, que con un motor V8 de cuatro cámaras podía lograr superar los 240 km/h de velocidad punta. Su nombre se debe al mítico circuito sudafricano donde un Cooper T81 con motor de Maserati logró la victoria en 1967 con Pedro Rodríguez al volante de ese bólido. Su llegada no fue fácil ni un camino de rosas, y es que en plena crisis del petróleo de 1973 y con Alejandro de Tomaso como salvador, se dieron cuenta de que era necesario un gran turismo de lujo, aunque no tenían fondos para lograrlo. Con la finalidad de salvar la mayor cantidad de trabajos posibles, envió el diseño del De Tomaso Longchamp a Pietro Frua, que modifico el diseño.Este GT fue ojeado con lupa, y se presentó en el salón de Ginebra de 1976, aumentado el ancho y largo, y a la vez bajando la altura libre al suelo. A todo ello, nos encontramos con unos faros redondos que no son rectangulares como el modelo original, complementándose con otros cambios en el chasis.
Su gran motor
En el interior de este modelo nos encontramos con un motor V8 Tipo AM 107.21.42 con cuatro levas y que entregaba unos 262 cv a 6000 rpm y un par motor de 391 Nm a 3800 rpm. Sea como fuera, este modelo no ha dejado indiferente a nadie con su gran versatilidad, aunque únicamente se produjeron unas 200 unidades estimadas.
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