Sébastien Loeb vuelve a ganar una prueba del Campeonato del Mundo de Rallys. Da igual cuando oigas esto. Da igual cuando leas esto. El que es un genio, un mito, un rey lo seguirá siendo de por vida. La leyenda se forjó hace ya 14 años con el primer título mundalista y se prolonga hasta el día de hoy, con el regreso del nueve veces campeón del mundo a lo más alto del podio en el Rally RACC de Cataluña. Y se seguirá prolongando, por más que pasen los años, por más que lleguen nuevos campeones. Porque Sébastien Loeb es el rey de los rallys, un rey de por vida, vitalicio, un reinado sin final.
Y es que Loeb no vuelve para pasearse. Para nada. Si vuelve, lo hace para ganar. Como los grandes. A lo grande. Lo ha demostrado en un rally muy complicado, con un coche que no estaba funcionando, al menos con los otros pilotos. Pero ha tenido que venir Sébastien para otorgarle una victoria a Citroën, un año después, tras mucho tiempo sin tener opciones de victoria. Solo un rey, un verdadero rey consigue eso. Con unas cuantas jornadas de test ha conseguido mucho más que Craig Breen y Mads Ostberg durante toda la temporada.
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? WRC (@OfficialWRC) 28 de octubre de 2018
La tercera razón es su dominio de la especialidad. En un rally tan complicado como el que hemos vivido, con tramos muy deslizantes sobre grava, con asfalto mojado, seco, con barro, con trampas... había que pilotar muy fino, sin errores, adaptándose a las condiciones de cada especial y haciendo las mejores elecciones en cuanto a reglajes. La experiencia es un grado pero hay que tener manos. Y es que Loeb es el mejor de la historia, el rey de por vida, y no ha fallado a su cita.
En el Rally de Cataluña empezó a remolque. Pero lo sabía. Sabe que esto es muy largo. ¡Y vaya si lo fue! Hubo numerosos cambios de líder, de posición, de sensaciones, en un tramo uno estaba arriba y al siguiente estaba abajo. Loeb, en cambio, supo llevar una línea regular. Sin errores, sin fallos, sin grandes cambios. De menos a más, aprovechando los problemas rivales y el ritmo propio. Solo un tal Sébastien Ogier sigue esa táctica, la de la regularidad. El resto entremezclan un sinfín de sensaciones, de la alegría a la tristeza, de la velocidad a la lentitud, de un ritmo a otro. El nueve veces campeón ha sido constante, ha confiado en su ritmo y se ha llevado el gato al agua en su regreso al WRC.
Desde estas líneas es complicado aludir a esas sensaciones que siente todo aficionado al mundo de los rallys. Es complicado plasmar lo que se siente al ver al mejor de la historia, esa emoción que se siente al verle levantar las manos por septuagésima novena vez. Sí, sí. 79 veces en el primer escalón del podio del WRC. Desde el Xsara, pasando por el C4, por el DS3 y por el C3. Ha conseguido ganar con los cuatro modelos, con tres generaciones diferentes de WRC. Y es que es un mito, un rey, un rey con una dinastía infinita. Su reinado nunca morirá, nunca acabará.
Y ahora la pregunta es: ¿volverá en 2019?
Fuente de las fotos: Citroën Racing y @SebastienLoeb.
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